miércoles, 4 de diciembre de 2013

Tras la Navidad

Con la llegada del mes de diciembre, llega el momento de reflexionar sobre el año que dejamos atrás. Son muchas las cosas vividas, es momento de nuevos retos, de dejar atrás lo malo, la esperanza domine sobre el pesimismo y sobre todo es el momento de la Navidad, época para vivir en familia, leña que da vida a una buena candela y a numerosas anécdotas que se acompañan con un buen vino o una cerveza del Carrefour. Todo vale. Lo importante es estar en familia y disfrutar de los amigos, olvidándonos, claro está, de las resacas del día veinticinco de diciembre y uno de enero, estas las carga el mismísimo diablo.
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Mes internacional del consumo

Cada español se gastará este año una media de 264 euros en regalos de Navidad según un estudio que se ha publicado. O eso dicen los estudios, a muy pesar mío, siendo sociólogo, permítanme que cuestione a mis colegas. Yo creo que la lectura de todo esto es la siguiente; algunos españoles, los más privilegiados, gastarán más de 500€ por persona en navidad, otros cuantos intentaremos pasar las fiestas mirando el bolsillo con cuidado, regalando corbatas y perfumes de imitación, aunque no se olviden nunca de un buen libro.

El resto, los que verdaderamente se están viendo afectados por la crisis, verán pasar los días con las miras puestas en un futuro más alentador y siempre tendrán el inicio de año como aliciente que les hace pensar que la situación puede cambiar. Lo que quiero decir con esto es que alguien se gasta su parte y la mía.

¿En qué nos gastamos tanto dinero? A los regalos hay que sumarle la ropa, las bolas brillantes del árbol de navidad, la tira de luces que siempre se pierde de un año para otro, alguna figura para el Belén, en turrones…. El gasto en turrones a la larga es un gasto doble, porque después de la navidad llegan los quilos de más, y hay que pagar la matrícula del gimnasio, aunque pocos terminan el primer mes, y terminan enganchando con los pestiños de Semana Santa.

Aunque puede ser que quizás de entrada mucha gente pase de hacer los regalos de Navidad. Pero el día de antes cuando oyes a tu madre que te dice “te he comprado una cosita que te va hacer mucha ilusión” y a continuación te remata diciéndote: “vendrán tus hermanos y pondremos los regalos en el árbol de Navidad para que cada uno coja el suyo”.

Entonces te acuerdas de tus cuatro hermanos y respectivas esposas y maridos, y por supuesto de tus ocho sobrinos. En ese momento no te queda otra que salir de tu casa disimulando pero muy deprisa directo al Carrefour, y no a por la cerveza que te tomarás junto al fuego con tus cuatro hermanos y respectivas parejas y los ocho proyectos humanos de sociedad que tienes como sobrinos, no, compras como loco algún perfume, corbatas, algo de ropa que nunca viene mal, sin olvidar los socorridos Playmobil aunque estén un poco pasados de moda, y como no, varios libros con las aventuras de Peppa Pig, esta última de oído, ya que no tengo el gusto de conocerla.

Ahí es cuando lo compras todo, rápido y sin mirar precios, a lo tonto. Después te vas a pagar y te das cuentas que al final estás por encima de los 264€ de la media que gastará cada español en regalos de Navidad. Y sin contar con la llegada de los Reyes Magos, que ya podían haber acortado el camino y no tardar once días en llegar. Santa Claus si era un tío serio, como tiene que ser, formal y en los tiempos. Estos americanos...

La cena en familia

Cuando crees que todo ha pasado, la realidad es que ni ha comenzado. Queda disfrutar de la cena de Nochebuena en familia ya que esta forma parte de los eventos reseñables de estas fiestas.

El ritmo de las cenas familiares de Nochebuena, lo marca el vino, o la cerveza sin alcohol, que milagrosamente es capaz de marear y avivar a algunos miembros de la familia caldeando la fiesta de forma impensable. Se empiezan a cantar los numerosos y tradicionales villancicos navideños, interpretándose todo el fluido repertorio navideño, eso sí, sin entrar a cuestionar la calidad musical de algunos de los miembros.
Como buena crónica de una muerte anunciada, después de comer como si se acabara el mundo, entra el bajón, y que mejor plan que sentarse en el sofá a ver los programas navideños de las principales cadenas de televisión, que fueron grabados en agosto y que son capaces de recordarte que ciertos artistas continúan vivos.
Es en ese momento cuando valoras el buscar plan alternativo, que siempre termina igual, con los colegas y con la primera gran resaca de las fiestas navideñas, la que es cargada por el mismísimo diablo.

En definitiva y poniéndonos serios, con la llegada de diciembre acaba este 2013, un año para olvidar rápido, sobre todo para aquellos sinvergüenzas que han sido pillados engañando, robando o manipulando; una princesa protagonista de uno de los cuentos más oscuro del reino actual, políticos que manchan la imagen de este país, sindicatos que dejan de trabajar para el pueblo y trabajan para ellos mismos, bancos que se aprovechan de la crisis para enriquecerse, y un largo etcétera.

Esperemos que el 2014 nos depare menos chorizos y sinvergüenzas, y si estos siguen saliendo, qué mejor deseo del que paguen por todo lo que han hecho y que no se rían de todos nosotros quedando indemnes, como ha ocurrido en la mayoría de los casos de 2013. Todos ellos disfrutarán de la cena de Navidad, mientras muchos españoles desesperados esperan impacientes la llegada del nuevo año, y con ella algo de esperanza.


Francisco Susín
Publicado en: Porcuna Digital

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